viernes, 6 de marzo de 2009

POR SI LOS DINOSAURIOS


Me dijo que iba a revisar su bolso "por si las moscas". Buscaba las llaves para entrar a su casa.
¿Por si las moscas? ¿Por qué se dice así? ¿Qué tienen qué ver las moscas con aquéllo que no encuentra una solución?
Hoy, por si las moscas, digo que los ángeles existen; que todos los tiempos son buenos para cosechar gajos de luz; que París es un camino empedrado con rayos de sol; que la canela es un trozo de vida que se compra en cualquier mercado; que los libros también sirven como almohadas o como matamoscas.
Por si las moscas, el lector abre el libro a la mitad -justo a la mitad- y lo deja sobre sus manos como si éstas pidieran clemencia. El lector entrecierra los ojos (para que la mosca crea que el hombre duerme), y, justo cuando la mosca jodona comienza a hacer involuciones sobre el cielo del lector, éste prepara sus manos para cerrar de golpe el libro y atrapar a la impertinente.
Cuando la mosca vuela, el lector debe dar gracias a Dios.
No hay cosa más asquerosa que hallar una mosca destripada en medio de un libro. No hay cosa más triste.
Por si las moscas digo que los ángeles vuelan por los callejones, por los conventos, por los cuartos donde no hay más que un colchón sobre el suelo, por los ríos donde fluyen los ladridos de los perros. Los ángeles, y las moscas también, vuelan cerca de los libros.