lunes, 19 de noviembre de 2007

Confusión

Los jóvenes aprenden muchos paradigmas equivocados. Uno de estos paradigmas es que los escritores deben ser "bohemios". Muchos escritores hacen apología de las drogas y del alcohol en sus textos. Y así, los jóvenes que quieren ser escritores caminan estos senderos oscuros.
Los argumentos de las novelas actuales están plagados de violencia, sexo y drogas, como si esto fuera la síntesis de la vida.
La sociedad mercantilista esconde la luz y sólo hace negocio con el color negro: la pornografía en todas sus manifestaciones.
El mercado editorial basa sus éxitos de venta en argumentos llenos de oscuridad. El cine exitoso de ahora es el que tiene más "efectos especiales", el argumento inteligente ya no tiene cabida. El impacto publicitario es tan eficiente y tan determinante que los lectores terminamos creyendo que la mierda que ellos nos ofrecen es el río en donde debemos bañarnos. El agua limpia la esconden, los cielos con nubes frescas no están de moda.
¿Qué hacer? Es poco lo que puede hacerse, pero es necesario decir, por si algún joven llegara a leerlo, que la vida no es lo que se ofrece en las vitrinas de la televisión y del cine ramplones. ¡No! La vida es otra cosa, la vida es lo sencillo, lo que no tiene etiqueta de precio. Si algún joven aspira a ser escritor debe saber que la palabra es sagrada y no se vende nunca. La palabra es agua y baña a todo mundo. Es preciso, entonces, que la palabra que salga de nuestra boca sea un agua limpia, un agua que no ensucie, un agua que dé vida, un agua que esté comprometida con la luz.
Por si algún joven llegara a leerlo, es preciso decir que un escritor borracho es un borracho escritor; es preciso decir que un escritor drogadicto es un drogadicto escritor. Y para realmente ser escritor es preciso no ser más que ¡escritor! Toda dependencia encarcela el espíritu del hombre. El verdadero escritor necesita tener como única aliada a ¡la libertad!
Por si algún joven llegara a leerlo, es preciso decir que también de la luz se puede escribir, también de la luz se puede hablar, también de la luz es posible obtener las mejores y más bellas historias para contar.