jueves, 15 de noviembre de 2007

Las esculturas de Comitán (tres y útlimo)

¡Comitán está de fiesta! Hay celebración en el patio de su casa. Los comitecos toleran que su parque se llene de ruidos metálicos, como si fuera el sonido de una gran orquesta que afina. Pero, el problema es que, mucho tiempo después de la celebración, la "rueda de los caballitos" sigue desacralizando el espacio.
La estela del parque de los años setentas no alteraba el libre tránsito. Estaba adentro de una jardinera y se integraba de una manera exacta. Los comitecos lográbamos ver la diferencia entre la piedra de granito de la banca y la piedra artísticamente labrada. Estaba tan perfectamente integrada que alguien podría pensar que la pieza no se había colocado adentro del parque, sino que había sido al contrario: el parque se había construido en torno de esa pieza. ¡Esta es la máxima expresión del urbanismo: diseñar un espacio sin agraviar el entorno!
El problema de las esculturas en Comitán ¡es el espacio!
Luis Aguilar, en su emoción y en su desparpajo de artista, olvidó el detalle de qué hacer con las piezas. Pero aún es tiempo de subsanar tal olvido.
Cuando un proyecto, en la arquitectura contempóranea, contempla la inclusión de una escultura diseña el nicho para su perfecta integración. "La Paloma", obra de Soriano, que da la bienvenida a los visitantes del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, fue soñada ahí y se construyó una plancha exprofeso. ¿En dónde colocar las esculturas que hasta la fecha se han hecho en las diversas ediciones del encuentro internacional de escultura? ¿Construir algo como un jardín del arte? Adecuar un terreno para que las esculturas obtengan "su espacio" no parece ser la solución. A menos que dicho jardín contemplara un proyecto integral en donde oficios diversos relacionados con el arte tuvieran una vinculación. Crear una ciudad del arte que sea un atractivo para niños y jóvenes, algo así como el jardín del arte en Xalapa, que además de funcionar como un corredor artístico tiene escuelas y talleres en donde se aprende diversas disciplinas artísticas. ¡Esto sería una gran realización! Tal vez por ahí va el intento de Luis, tal vez por ahí. ¡Ojalá!
Ahora bien, ¿por qué no pensar en buscarle sus nichos a cada obra? Pienso, de momento y a bote pronto, en la breve plaza del arte que está frente al templo de San José. En el esquinero opuesto a donde está la escultura en bronce, creación del propio Luis, puede colocarse una de las piezas que ahora "abarrotan" el parque central. En fin, es probable que en Comitán haya "vacíos" que puedan llenarse con la mirada diferente que los artistas aportan.
Yo aplaudo el aporte de Luis. Por su trayectoria, esta iniciativa pudo realizarla en cualquier parte del mundo y ¡no lo hizo! Lo hace en Comitán, su pueblo.
Ahora, el pueblo (así lo compruebo en el foro de comitecos punto com) se manifiesta en contra o a favor de este proyecto. ¡Algo prodigioso está sucediendo! El chisme tradicional se quedó en una esquina y ahora muchos comitecos están discutiendo acerca de esos "mamotretos" de metal. ¡Ya es un primer paso! ¡Bienvenidas todas las opíniones!
Tal vez un día, en la ciudad del arte, muchos comitecos hagan esculturas en metal, en mármol y, también, en madera y en piedra. El día que la piedra vuelva a tener el carácter ritual que le concedieron los antiguos pobladores de esa región, el parque central rescatará algo de su espíritu extraviado. La gente se sentará y volverá la vista y hallará una estela sembrada, un camino de luz.
Luis ha hecho que Comitán hable de arte, en contra o a favor, pero ha sembrado una novedosa luz, una luz que hasta hace pocos años no brillaba en la ciudad.
El único problema es el espacio. No es problema menor. Ojalá que cada escultura encuentre su nicho, su espacio natural. Sé que así será y Comitán beberá un agua diferente cada día.