sábado, 10 de noviembre de 2007

Un misterio llamado Prepa (tres y último)

¡Una trampa! Esto es la Prepa de todos los tiempos.
La mayoría de mis compañeros siempre tuvo el hilo de Ariadna y logró salir del laberinto. Pero dos o tres nunca lo logramos.
Es difícil de creer, pero, a veces, uno piensa que ya salió de la jaula y cree que respira otros aires, pero no es cierto. Lo que sucede es que los barrotes se vuelven invisibles, pero uno sigue adentro de la jaula, tal vez para siempre.
La mayoría de mis compañeros se movía con cierta torpeza o con gran habilidad, pero avanzaba hacia la puerta de salida. La mayoría supo que ese era un tablero con sesenta y cuatro casillas y se movía en diagonal como un alfil o de manera vertical u horizontal como torre o para todos lados como si el destino pudiera apropiarse de todos los aires, así como lo hace esa pieza que se llama reina.
Mis compañeros de área se hicieron arquitectos e ingenieros, ¡profesionistas brillantes! Pero hubo uno que, tal vez, se equivocó de área, de tiempo. Una araña que se entrampó en su propia telaraña.
Recuerdo, sólo recuerdo.
Recuerdo una materia que se llamaba "Métodos de Construcción" y que trataba acerca de materias tan sólidas como pueden ser los cimientos, los ladrillos, las lozetas y un sin fin de plomadas y botes llenos de cal y arena.
¿Arena? ¡Ahí está, güey! Por eso escribís Arenillas. ¿No?
Tal vez esperaba otra forma de abordar el "método de construcción", tal vez esperaba que un maestro me enseñara cómo preparar la argamasa, no para construir edificios como los que diseña Calatrava, sino para construír algo más modesto, tal vez los interiores en donde un hombre puede hallar la luz. ¡Eso sí sería un método de construcción maravilloso!
Una trampa, eso fue la Prepa, y sus pilares de madera aún rodean mis patios y mis salones oscuros, húmedos y retealtos.
Seguís siendo muy raro. 'Tas cabrón. Si tenés tele ¡ahí te ves!