domingo, 4 de noviembre de 2007

Rosario Castellanos vale un cacahuate

Es simpático, por decir lo menos. El festival Rosario Castellanos carece del aire que respiró Rosario. La literatura es la gran ausente.
El festival que Alemania le dedica a Mozart está lleno de música, hay congruencia.
El festival Rosario Castellanos que se realiza en Comitán no debería llamarse así. Es una afrenta.
La literatura aparece como una sombra en una pobrísima feria del libro y en la entrega del premio de novela breve que organiza el Coneculta Chiapas.
Un festival que realmente quisiera honrar a Rosario debería tener su columna vertebral en las letras. A partir de este eje rector las demás artes deberían unirse para la gran celebración de la palabra.
Ventana de letras fue Rosario Castellanos, piedra de palabras.
Por desgracia las autoridades "culturales" del ayuntamiento y los encargados de las dependencias permanecen en el limbo (a pesar de que el Vaticano ya desapareció tal espacio). No hay altura de miras.
Las propias autoridades "coneculteras" se dedican a hacer festivales como quien hace un tachilgüil, como si la vida fuera una sala de museo en donde están revueltas todas las manifestaciones artísticas. Hay un afán provinciano de copiar lo que se hace en grandes ciudades del mundo. Al final nos quedamos con un mero remedo y es que ya lo dice el dicho: "la mona, aunque se vista de seda". Nosotros somos el vestido de manta, el bordado multicolor. ¿No se puede hacer un festival en donde la literatura sea el ingrediente principal? ¿No se puede hacer un festival en donde los comitecos disfruten la luz de la palabra enredada en las otras artes? ¿No se puede hacer un festival en donde el nombre de Rosario Castellanos recupere su esencia original?
Durante muchos años doña Lolita Albores (maravillosa cronista comiteca) señaló que era una incongruencia que el gimnasio donde se juega básquetbol se llamara Rosario Castellanos. Un presidente municipal enmendó el error y llamó Roberto Bonifaz Caballero al gimnasio, en perfecta congruencia con la emoción del deporte y de la vida.
El festival Rosario Castellanos es una burla. Seguimos confundiendo el magnesio con el gimnasio.