martes, 13 de noviembre de 2007

Las esculturas de Comitán (uno)

¿Hay algún problema con las esculturas que están en el parque central de Comitán? ¿Cuál es el problema? Si hay algún problema es ¡el espacio! El espacio lo es todo. Y de esto ¡vaya que sabe un resto Luis Aguilar!, el escultor comiteco, organizador del llamado Simposio Internacional de Escultura.
Pero, como dicen que dijo Jack, el destripador, "vamos por partes".
Un día, hace ya muchos años, Comitán halló en su parque una obra escultórica de Luis Aguilar. La escultura es prodigiosa, está hecha en bronce, pero como el artista maneja los vacíos de una manera sorprendente, la escultura pareciera hecha de aire, del viento que desde la ciénega sube al parque de Comitán. La escultura representa a dos mujeres en el acto cotidiano de la vida: ambas cargan sus sueños arriba de la cabeza, como si el mundo no fuera más que una nube que pudiera sostenerse sobre un "yagual". Dos minutos después de que instalaron la escultura, los comitecos ya le habían puesto el mote con el que es conocida: "Las dos Lolas". Algunos se molestaron, gritaron ¡irreverentes! ¡No era para tanto! Los espectadores tienen todo el derecho a hacer su lectura personal. Ningún experto en arte puede decirle a un espectador de "La Gioconda", por ejemplo, ¡qué mirar! La Gioconda ha despertado millones de comentarios, que van desde el más sublime hasta el más divertido. ¡En el arte todo se vale! A final de cuentas el arte es un cachito de este juego que se llama vida. En su momento defendí el derecho que tenía cada comiteco a realizar su propia mirada de esa escultura. Después de todo esa escultura la habían puesto en el patio de su casa.
Otro día, muchos años después de ese inicial bautizo, Comitán se enteró que Luis había organizado un "Simposio" para llevar a su pueblo un poco de su arte.

(Si Dios lo permite, continúo mañana).